Ella

Es su desahogo; el cielo que se encuentra sobre su cabeza, el cual mira para quedar embuelto bajo las formas descritas por las nubes, para percibir como el aire arrastra a éstas bajo una corriente casi imperceptible. Para poder ver que hay más ahí arriba, y que no todo acaba aquí abajo, con los problemas absurdos, y angustiosos que se presentan. 

Es el suelo sobre el cual camina, el cual sostiene sus pisadas, el cual es necesario para poder seguir adelante, para poder seguir el rumbo fijado. La base de la estabilidad la establece sin saber, sin conocer, sin entender. 

Los sueños son ella, en cada uno se describe su silueta, en cada uno se puede escuchar su voz, esa tenue voz que gusta tanto escuchar. Allí no quiere encontrar nada más, nadie más. Sueños los cuales se desean que no acaben, que no tengan fin, que no despierte.

Ocupa los pensamientos. Los recuerdos, los momentos pasan continuamente por la cabeza sin dejar un hueco a la cordura, la cual queda estrujada entre los segundos vividos junto a ella.

Ella dibuja su sonrisa al abrir los ojos por las mañanas y recordar que estaba soñando, que ahora queda otro día más, en el cual poder disfrutar de la vida. Unas palabras en la mente son las que hacen saltar de la cama, y caminar hacia una nueva oportunidad de tener un buen pasado, de vivir un buen presente y de esperar un mejor futuro.

Del dormir se ocupa ella. Da las buenas noches para poder disfrutar de los sueños, del descanso, del mundo agotador que nos estruja sin piedad. 

Nada es perfecto, nada es orrible, todo es relativo. Pero el porcentaje de perfección de la realidad lo ocupa ella, de su realidad, de cada segundo que dedica a respirar.