Y llovió...y la tierra se volvió a mojar desprendiendo ese olor característico a recuerdos envueltos en pequeñas palabras de olvido. Ésas que nublan la mente para no dejarse ir más allá, para no sentir, para olvidar el olvido.
Cada gota cae quedando desaparecida en el choque dejando un sonido que relaja la mente, que hace recordar al corazón. Brisa de lluvia que roza y calma, que acaricia y amansa, que se compadece por traer el ayer y destrozar el olvido. El cielo vuelve a llorar dejando en el paisaje un aspecto gris que regala calma, tristeza, melancolía o soledad.
Hoy no hay cielo azul. No hay sol que deslumbre la habitación al despertar, no hay rayos que acaricien la mañana. Hoy hay algo mejor, el regalo de una mañana lluviosa, el despertar junto con el sonido de las gotas al chocar, con el cielo gris que calma y apacigua.
Un día gris. Deseado día. Deseada lluvia.
Hoy toca que el cielo llore.
