Una mirada, un gesto frío y cálido a la vez. Allí, allí presenciaba unas horas aquellas pasadas bajo la tenue luz y la suave melodías que respaldaban el ambiente. Allí se aferró a sus rodillas envolviéndolas como símbolos de aferramiento y protección. Allí los pensamientos repletos de dudas revoloteaban a sus anchas, quedando un sabor amargo a indecisión difícil de borrar. Que dificultad más difícil, pero cierto es que la respuestas está en uno mismo, algo habla dentro aunque no lo dejemos escuchar...Algo empuja, acelera y retrocede. Algo...algo que nadie sabe explicar, que nadie quiere perder, del cual todos viven.
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