Amor, amor, amor y más amor. De ese que es tan inexplicable como inigualable, que recorre cada uno de los rincones del cuerpo con ganas de llorar, reir, cantar, gritar...no importa, no importa si se encuentra la persona deseada en el hueco perfecto que dibujan tus brazos. Sentir que pisamos sobre algodones de azúcar y que cuando caemos rebotamos sobre ellos y nos cogen al vuelo. Percibir que hay todo el aire habido y por haber allá donde nos encontremos para dos. Pensar de dos, aire para dos, corazones que laten al mismo compás; sin destiempos que valgan, manos que encajan perfectamente, brazos que dibujan la circunferencia perfecta, ojos secos, caminar lento; tranquilo, sosegado, sin prisas, tiempo que tiene su tiempo, segundos y minutos acompañados de una gran sonrisa.
Amor, ¿Quién sabe de amor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario